La polémica vuelve a rodear a uno de los monumentos más famosos y visitados de Barcelona: la Basílica de la Sagrada Familia. Curiosamente sus principales problemas radican en su popularidad y gancho turístico, al que acuden cada año millones de personas, un constante aluvión de visitantes que causa no pocos problemas a los vecinos de la zona, sobre todo a causa de los autocares.
Así que la gran joya de la ciudad y obra cumbre de Antoni Gaudí (que el maestro no pudo ver acabada) vuelve a estar en el centro de la polémica. Y es que los autocares turísticos aparcan constantemente y sin ningún orden frente a la Sagrada Familia y las calles aledañas, ignorando por completo las señales de tráfico como si el hecho de transportar turistas les diera patente de corso.
Esta actitud de gran parte de los conductores de los autocares cercanas, provoca todo tipo de problemas: atascos y accidentes, mucho ruido e incluso en ocasiones dificultan el acceso de los vecinos a sus inmuebles.
Ante las continuas el Ayuntamiento de la Ciudad Condal diseñó un plan para alejar a los autocares de la Sagrada familia dentro de lo posible, buscando un complicado equilibrio que permita a los vecinos recuperar la normalidad sin causar ningún daño al sector turístico de la ciudad. Así que los visitantes del monumento deberán bajar del autocar en lugares más o menos cercanos como la Avenida Diagonal, la calle Consell de Cent y la Plaza Monumental.
Los vecinos parecen estar conformes con la medida, aunque no así las agencias de viajes, que se oponen rotundamente a este proyecto, que provocará que las visitas se prolonguen casi en una hora, lo cual resulta según su punto de vista absolutamente negativo y poco rentable. Así que de momento la polémica sigue y parece que estamos lejos de hallar la solución definitiva que agrade a todos.