¿Planeas a viajar a Barcelona este verano? Si la respuesta es afirmativa, te esperan grandes sensaciones en una de las ciudades más dinámicas y cosmopolitas de Europa, que parece multiplicar su oferta de ocio, arte y cultura con la llegada del calor. Porque el verano de Barcelona tiene miles de argumentos para que los visitantes pasen unas luminosas y excitantes vacaciones.
Gente de todo el mundo se lanza en busca de ofertas de hoteles en Barcelona para no perderse nada de lo que allí pasa. Y es que el mes de agosto viene cargado de importantes citas entre las que destacan las fiestas de los barrios de Gràcia o Sants, en las que las calles se convierten en punto de encuentro de barceloneses y visitantes en un ambiente genuínamente mediterráneo, además de escenario improvisado de fiestas y conciertos.
El calor, debido a la humedad del aire, puede llegar a ser realmente asfixiante en Barcelona, por eso hay muchos que buscan refugio en el verde frescor de la montaña. Una excursión al Monasterio de Montserrat es una forma de disfrutar de un paisaje hermoso, escapar de la ciudad y a la vez vivir una experiencia espiritual. Desde su mirador podemos ver a lo lejos las cumbres nevadas de los Pirineos. Podemos llegar a su cima a pie, en coche o bien en tren, y luego tomar el teleférico. Arriba nos esperan la quietud, la naturaleza y un encantador mercadillo de delicias y especialidades locales.
Y, cómo no, también hay que ir a la playa. Barcelona cuenta con un buen ramillete de playas urbanas como la de la Barceloneta o el Bogatell, donde se pueden practicar numerosos deportes náuticos. Si dispones de más tiempo, no es mala idea tomarse un día fuera de la ciudad y acercarse a Sitges o a alguno de los tesoros costeros de la Costa Brava.
Otra de las caras más seductoras del verano en la Ciudad Condal es su ambiente nocturno, en el que se pueden combinar las actividades culturales con el ocio. Por ejemplo, nada más evocador y bello que una visita nocturna a La Pedrera, uno de los edificios más conocidos de Gaudí y verdadera joya del modernismo donde podremos adirar su belleza y dejar volar nuestra imaginación.
Después, una buena cena en alguno de los excelentes restaurantes barceloneses, una copa en alguna terraza o una divertida noche al son de la música en alguno de los templos de la música de la ciudad. Porque el verano en Barcelona es para disfrutar.