Una costumbre navideña catalana y por tanto muy tradicional en Barcelona es la del Tió de Nadal. Una tradición que también existe en Aragón y la zona de Occitania al sur de Francia.
El Tió es un tronco de madera hueco al que se le dibujan rasgos humanos (ojos, boca, etc.) y al que se tiene en casa bien tapado con una manta para que no coja frío. Las versiones más patrióticas llevan también una barretina. A partir del 8 de diciembre en los hogares se empieza a “alimentar” al Tió con dulces, golosinas y peqeños regalos cada día hasta Nochebuena.
La noche del 24 de diciembre los niños golpean al tío para hacerlo defecar al grito de “Caga Tió!”, hasta que el tronco se rompe y libera sus tesoros. Antiguamente en las casas rurales esto se conseguía quemando el tronco. Los regalos del Tió son modestos, un aperitivo de lo que traerán los Reyes Magos dos semanas después, pero la tradición es encantadora y gusta mucho a los niños.
Si viajas a Barcelona durante el mes de diciembre encontrarás estos simpáticos troncos a la venta en todos los mercadillos de la ciudad, como el que se instala frente a la Catedral y otros.
El momento de obtener los regalos del Tió es emocionante para los más pequeños de la familia. La tradición manda cantar mientras se le golpea con coplas como esta:
“Tió, Tió Caga torró
D’aquell tan bo .
Si no en tens més,
caga diners”
Literalmente: “Tió, caga turrón de ese tan bueno . Si no tienes más, caga dinero”. Una manera de pasar la Nochebuena divertida con los niños y una bonita tradición que se trasmite de padres a hijos.