El viejo debate sobre los horarios de apertura de los comercios de Barcelona vuelve a estar de actualidad. Unos defienden que la liberalización puede ser un buen arma par luchar contra la crisis y crear empleo, en cambio otros creen que esta medida lo único que haría es perjudicar a los pequeños y medianos comerciantes ante las grandes cadenas.
Abriendo domingos y festivos, estos pequeños comercios deberían asumir nuevos gastos, tal vez inasumibles, que no quedarían compensados por los posibles beneficios. Sin embargo, para los consumidores y los visitantes de la ciudad sería una excelente noticia. Barcelona convertida en una ciudad al servicio del ocio, la cultura y las compras las 24 horas del día, como Madrid o París, dos ejemplos a seguir para los defensores de la libertad de horarios.
La cuestión se dirimirá en el ámbito político, donde se buscará un consenso entre los representantes de las principales asociaciones comerciales de la ciudad y los organismos municipales correspondientes. Por ejemplo: según el presidente del Consell de Gremis, no por abrir más horas la gente gastará más o se generarán más empleo. Barcelona no es una ciudad que viva básicamente del turismo, como Lloret de Mar o Salou.
En el otro extremo se sitúa como abanderada la asociación Barna Centre, que defiende un modelo comercial sin restricciones en los horarios como lo mejor para la economía de la ciudad condal y la creación de nuevos empleos. A esta petición se ha sumado como aliado inesperado el sector turístico de la ciudad relacionado con los cruceros, un modelo de turismo en auge en Barcelona, que obviamente prefieren que los comercios del centro permanezcan abiertos todos los días, festivos o no, en los que los cruceros cargados de turistas atracan en el puerto de la capital catalana.